Fotografía: Enero 2011.
Por las noches sólo parezco un ser que se sienta en el techo de su habitación a autocontemplarse desde el exterior de sí. Me refiero a ese momento en el que puedo ver todo lo que no siempre es visible. Veo a una adulta encerrada en el cuerpo de una joven. Veo que la detestable incoherencia consigue apoderarse de mí últimamente. Veo que se repite la escena en demasiadas ocasiones. Me preocupa. “No sabes lo que necesitas, o no pareces saberlo”, -le digo-. Pero puede que jamás llegue a escucharme.