lunes, 26 de agosto de 2013

Te respiro

He vuelto a LA playa, quiero decir, a la Playa de mi Vida. El precioso lugar en el que me enseñaste a reconocer mi poder dentro de un mundo miserable, a apreciar la vitalidad de cada momento que nos es regalado, a ser humilde y a defender los más puros ideales. Por ti creí en las almas.

Recorriendo de nuevo todos los lugares encantados en los que tanto me enseñaste, miles de sensaciones invaden mi ser. Te extraño, lo sé. A la vez que te siento muy cerca, como si estuvieras en cada mirada, en cada abrazo; apoyando mis pasos como siempre hiciste (aunque a veces tuvieras luego que agacharte y tenderme la mano cuando caía).

Te respiro. Estás en mí, repito. Igual que yo estaba en ti. Te respiro maestra, como respiro a la Vida.

"La Playa de mi Vida", J.Torres Sialer, Leis (Galicia), Agosto 2013

La calma de los gigantes rocosos (cuya enormidad proviene de su fuerza y no siempre de su tamaño), impregnada de un aroma a mar que se cuela por debajo de la piel; me recuerda a esa paz tan perfecta que tanto cuesta reencontrar cuando se está cerca de la gran urbe. Esa paz que muchas noches comparto con la Luna.

La Naturaleza, como la Música, siempre está ahí, haciendo que recorras esos mosaicos de sensaciones que a ratos dilatarías infinito. 

Madrid, estercolero de inconsciencia

Te persigue una pasta que se ha pegado a ti, una capa que te oprime y te colorea del color del detestado, ruin y abominable entorno estercolar en el que te has movido en estos últimos meses. Está tan pegado a tu piel que te resulta inevitable no repudiarte a ti misma.

Una suerte de basura invasora que dificulta el pensamiento libre, la claridad, que resulta abrumador; e incluso crispa.

Estercolero de inconsciencia, quiero huir de ti y destapar mi identidad.

viernes, 16 de agosto de 2013

Grilla de día

"El escondite del grillo", M.Carracedo, agosto 2013.

Aquí hay un grillo. Un pequeño grillo, que no por diminuto y escurridizo es menos importante, pues se trata de un grillo muy especial. Todos saben que los grillos tienen por costumbre grillar en la noche, acompañando el brillo de la luna y las estrellas, la humedad de la madrugada y el rocío de las hierbas. Pero este grillo es diferente. Y como sabe que lo es y disfruta por ello, lo demuestra. Grilla de día, cuando le parece oportuno, asombrando a los transeúntes, provocando conversaciones en los humanos con los que comparte espacio por momentos. Resta en un espacio ajardinado, desde donde divisa la realidad de la que forma parte. Interactúa con su grillar demostrando que su sonido puede agradar o molestar a cualquier hora del día. Y no se cansa de hacerlo.

Esta tarde he salido en su busca para preguntarle su nombre, pero ha dejado de grillar para que no le encuentre. Quizá opine que tener nombre no es relevante…
Nada más darme la vuelta y empezar a marchar, ha comenzado con su canto de nuevo, recordándome que grillar de día es su opción, la mejor opción.