viernes, 23 de diciembre de 2011

Temor y desaliento

La adultez golpea la ventana violentamente. Cambias de habitación y te persigue. Tratas de distraerte pretendiendo evitar que entre, que te invada, que pierdas la capacidad de reacción ante la nueva situación a la que te enfrentas, oprimido.

No hablo de esa adultez de la que he hablado otras veces, esa que te hace particular, hablo de una que provoca tormentas inesperadas sin que haya dado tiempo a recoger la ropa tendida.

De repente sientes que todo es diferente, que tienes que tratar con más distancia a las personas con las que compartes la actividad principal del día. Que tu vida social se ve reducida. Que la amistad ya no es lo que era. Percibes dificultades relacionales en general que hacen que te sientas falto de apoyo. Que hacen que en determinados momentos necesites un abrazo y no debieras tener objeción en pedirlo.

¿Te sigue pareciendo que muy débil es mi identidad si cambia o se ve influida por estos procesos? A mí no me extraña mi temor. Y no se me olvida que estáis ahí, lejos, pero en un lugar al que aún sé llegar.

Si sigue avanzando en esta dirección… ¿Qué nos deparará el mañana? Desde luego, no huele apacible.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Decepción-ante

Foto: "Tesoros del pasado", Agosto 2011.

Marionetas crueles clavan cuchillos cada día en mis obras psíquicas, pero yo soy la cruel, insoportable y gris; como una muñeca de trapo vieja que descansa rota y sucia en la esquina de un cajón que nunca se abre, por pena a tirarla, aún sabiendo que en realidad no sirve para nada. Ya no es esa muñeca que tanta sorpresa te causó cuando te la regalaron a los cinco años cuando estabas en aquel hospital, esa que te producía tantas sonrisas…

miércoles, 19 de octubre de 2011

Des-en-cripta.r


















Fotos: "Jornadas de reflexión", Zoo de Madrid, Octubre 2010.









¿De verdad cuesta tanto desencriptar lo anteriormente encriptado? Me creía más hábil en la gestión de ataduras arcaicas.

Fría soledad. Fría, pero no amarga. Cómoda y satisfactoria. ¿Necesaria? 
La racionalidad ha vuelto y me asfixia, el análisis es tan exhaustivo que impide abolir ciertos límites, vivir con toda la intensidad extrañada. ¿Pasión? ¿Frialdad?

martes, 13 de septiembre de 2011

Plenitud (y experiencias estivales)

Es tal la plenitud, tan consciente e invariable en el tiempo, que me cuesta creer que sigo siendo yo.
Este sentimiento extraño me saca de mí, sorprendiéndome cometiendo irracionalidades que puedo considerar tolerables.
Tal vez esta plenitud tenga demasiado que ver con ilusiones que pueden muy fácilmente ser frustradas. No debería sucumbir ante ellas con tanta facilidad. Quizá esté confundiéndome y pague caro el resultado. En cualquier caso, la plenitud sabe tan bien…

Experiencias estivales:
De repente vacío. Puff. Como si cambiara de dimensión. Un naranja intenso invade mi visión. Estoy flotando. Y podría imaginar encontrarme en cualquier lugar en que no estoy. Vuelvo. Lo real sigue, de hecho la continuidad es una de sus principales características. Describiendo el momento ahora, me parece que muchos lo considerarían místico, y tal vez lo sea.


Expansión. Disfrute. Plenitud. Mayor intensidad. La plenitud no sólo parece haber llegado para quedarse, sino que se ha instalado en mí haciéndose notar cual característica inexorable. El disfrute, por tanto, es alcanzable en casi cualquier circunstancia, y eso aumenta el nivel de genialidad de las situaciones.

martes, 30 de agosto de 2011

Lugares 'de siempre'

Suelo hablar de cuanto me gusta volver. Hablo de volver en su más estricto y amplio sentido, de asentarte en <<lo de siempre>> dándote tiempo para asimilar lo que los nuevos horizontes te brindaron.

Curioso resulta volver a lugares a los que viajas con bastante frecuencia, esos lugares repletos de recuerdos y experiencias, inundados de pasadas esperanzas, de frustrados y alcanzados anhelos de futuro; lugares donde, en cierta forma, te criaste. Volver entonces resulta diferente. Contemplas tu evolución y te reconforta el reencuentro con ese pasado que te parece ahora tan lejano.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Foto: "Temerosa ante la inmensidad", Mar Mediterráneo, Abril 2011.

12.4.11 (Alta mar, Mediterráneo): Inmensidad
Confundiendo la inmensidad con la infinitud padezco cierta ansiedad que se traduce en angustia.
Estamos permanentemente limitados. Nuestra habitación, el espacio en el que solemos sentirnos más libres y más nosotros, está limitado. La casa, tiene límites, la región, está limitada. Todos los espacios y procesos en los que nos desarrollamos como seres humanos tienen límites.
En el momento en el que la inmensidad rompe esos límites, inundando nuestra percepción, perdemos las referencias espaciales limitantes. Físicamente percibimos espacio. Sólo éso. La angustia invade el ser al perderse los límites. Creo que no es fácil de explicar. Se trata de una sensación  inevitable. Cuando buceas, y descubres mirando a los lados que no existe horizonte alguno, que flotas en la nada. No hay límites perceptibles, y llega la ansiedad.

13.7.11 (Asturias): La insignificancia
La profundidad del mar se hace reflejo, recordándome todo lo que existe dentro de mí, revolviendo viejas consideraciones que parecen ya constituir toda una teoría.
Tú me dijiste muchas veces que formaba parte de la Naturaleza, pero no imaginé que algún día llegaría a sentirme incapaz de vislumbrar los límites. Es realmente inmensa, y fuerte y poderosa. Tanto que me hace percatarme de la insignificancia del ser humano frente a su supremacía.
En realidad ese trillado postulado que nos dice: “el ser humano domina a la naturaleza” es otra de esas mentiras que creamos para creer y para que ‘los malos’ se convenzan de que deben tener consciencia y deteriorar responsablemente (algo sumamente imposible).
La armonía que se siente cuando convives envuelta en Naturaleza es similar a la paz espiritual de la que hablan algunos creyentes. Una conexión vivencial con algo fuerte y grande, que te atrapa. El infinito se hace presente volviendo a angustiarme.
“Pureza”, dices, muy bien utilizada. Una se siente limpia de impurezas, renovada, llena de aire ligero, vacía de todo lo que sentía dentro. Esta excepcional sensación que me invade ahora mismo no debería olvidárseme nunca.



jueves, 11 de agosto de 2011

Carta a mi maestra

Foto: "La playa en la que me viste crecer": Praia de Leis, A Coruña, Septiembre 2008.

[05.05.11]

Venerada Maestra:

Sé que estás aquí. Y me gusta. Siempre tuviste toda la credulidad cuando me hablabas, incluso cuando de primeras creía que no tenías la razón. Siempre supiste hacerme reír cuando lo necesité. Incluso llegaste a hacerme creer que se podía reír en todas las situaciones, aún en ocasiones esta idea me invade y atrapa. Esta forma de atrape no es desagradable, es cómoda porque se trata de mi Esencia, esa que tú (y pocos más) sabías descubrir. Tú me enseñaste todo lo que cuesta sacarla, todo lo escondida que a veces nos empeñamos en tenerla. Todo es más fácil cuando ella sale, y ésto no se me olvida jamás.

Tú sabías cómo conseguir hacerte con cualquier persona, en cualquier situación, y éso no lo hacía nadie. No es idolatría pueril, es realidad. Lo vi, lo sentí, y lo aprendí. Desde muy lejos supiste cómo llegarme entrando en mí, llegando mucho más dentro que muchos de los que estaban cerca. No tenía que hablarte, ni que mirarte, para que supieras todo lo que pasaba dentro de mí, lo perceptible, pero también lo que ni yo era capaz de percibir. Lo dilucidabas y exponías de forma comprensible enseñándome a comprender las almas. Las almas en las que tú, sin que yo me diera cuenta me enseñaste a creer, esas en las que nunca espero dejar de creer, porque en ellas está nuestra esencia. 

Sé que tal vez haya muchas personas que a lo largo de mi vida me culparán de permanecer en silencio sobre la muerte, de no manifestar tristeza. Tú sabes que no me hace gracia que te “alejes” de mí. Pero no te siento más lejos de lo que te sentía, y éso es lo que me hace seguir, sin más. Creo que estás en mí como siempre estuviste, de esa forma especial que sólo tú consigues.

Yo te llamaba amiga, y maestra, pero también eres confidente, familiar de alguna forma, compañera, guía, y muchas cosas más. Estoy feliz de que vayas a dejar de sufrir, aunque no sé qué estarás pasando ahora. Todo ésto no es más que para decirte que estás en mí como siempre lo has estado y que porque abandones esta dimensión y una enfermedad “te haya matado”, y lo digo con toda la incredulidad posible ya que en tu historia no encaja casi nada y aún no sé por qué me sorprende por qué nadie repara en ello; sigues aquí, y lo sé.

Me “criaste” desde lejos, manteniendo una perfecta armonía entre lo racional y lo emocional, mostrándome todas las caras que lo humano puede llegar a enseñar, desentrañándome ciertos misterios que no hubiera aprendido hasta mucho después si acaso hubiera llegado a toparme con ellos. Tu entorno era extraño, diferente. Y el mío era percibido también así. Existía una sintonía. Creo que gran parte de mi sentimiento de diferencia y del ser especial te lo debo a ti, y es una de las mejores cosas que tengo. No creas que no estás porque todo lo que hago está impregnado de ti, y muchas veces ésto ocurre inconscientemente. Ese “hacerme mayor” sin perder “el niño”, alcanzar tales niveles de consciencia a edades tan tempranas hizo que aprendiera a manejar mejor sentimientos, hizo que superara con más facilidad las dificultades y me dio muchas herramientas que utilizo día a día para aprender a vivir de forma digna y plena, satisfactoria. Detrás de cada tormento de los que yo misma me induzco, alcanzo a dilucidar todo un esquema claro de la realidad, y esta capacidad en parte te la debo a ti.

No sé si existirá alguien que pueda enseñarme más cosas que tú, no sé si pude agradecer y apreciar suficientemente todo ésto, lo que sé es que ésto no te importa, sino tener consciencia de que me ha llegado, y te aseguro que sí.

Eternamente tuya,
Diana

domingo, 31 de julio de 2011

Se inhiben de lo real creyendo como tal fantasías colectivas en las que pretenden llegar a ser

Lo que a continuación incluyo es una recopilación de textos escritos durante algunos de mis viajes que exponen consideraciones acerca de diversos sentimientos derivados de situaciones recurrentes:


7.4.11 (Kortrijk, Bélgica)
Frustración. La imposibilidad de ejercer el “preciado” raciocinio humano es evidente, como cada noche de “fiesta”. El control no existe, las posibilidades de peligro aumentan para los sordo-ciegos. Las capacidades menguan. Y todo porque ha llegado él, y no quiere irse. Su nombre –Alcohol- no parece sonar demasiado potente, aunque lo es.
Gracias a mis compañeras-o, por el respeto brindado hacia mi (reconocidamente) intolerante persona.

11.4.11 (Alta Mar, Mediterráneo)
Mira: ya lo he intentado muchas veces. DESISTO. No quiero seguir mirando cómo destrozan su propia dignidad sin piedad alguna. Dignidad humana, algo que considero primordial. Es absurdo que mientras son manipulados mediante cambios de ritmo y droga, se sientan parte de algo “grande” al cantar una canción que todos conocen.
Para colmo tratan de persuadirte, sumidos en su ilusa creencia de que eres uno de ellos, uno más. No voy a volver a permitir que se me acuse de guarra, irrespetuosa u ordinaria por eructar públicamente o no lavarme los dientes tantas veces como debiera, cuando ellos se bañan (y no metafóricamente) en alcohol, se manchan, se queman con sus cigarros, se pisan, se golpean “sin querer”; en ocasiones incluso se pegan e insultan.
Y esa risa estúpida incesante, todas las payasadas, muestras de cariño descontextualizadas, los zapatos en la mano, los “no puedo más”, etc. Llegan a casa y ellas se ponen su pijama cursi de 30 € del Oysho y sus zapatillas; se lavan los dientes y hacen las últimas “bromas” de la noche. Pero nada puede arreglar el hecho de que se drogan, se inhiben de lo real creyendo como tal fantasías colectivas en las que pretenden “llegar a ser”.
Esto no cesa. Escrupulosamente trato de diluir cualquier resto visible, pero me sigo sintiendo sucia. ¡Cómo deberán sentirse ellos! ¿Y al día siguiente? No puedo más.
 
13.4.11 (Alta Mar, Mediterráneo)
Debe notárseme cierto desprecio reflejado en mi rostro en la contemplación de ciertas situaciones porque decís que cuando llega la noche “me pongo seria”.
De verdad, dejad de intentarlo. No necesito ni vuestra comprensión, aunque es cierto que no viene mal que se me escuche.

El alcohol limita, hace que pierdas el control, que mermen tus capacidades (y menos mal que ésto no lo negáis) y mucho más. No es una cuestión de no hacer el ridículo, cosa que hago a menudo. No es por “ser distinta”, puesto que cuando intenté “ser normal” ya comprobé que era imposible. Se trata de una cuestión de principios.


25.7.11 (Berlín, Alemania)
Percatarse de que las aficiones detestables por nocivas, entre otros motivos, son mucho más comunes y ampliamente aceptadas de lo habitualmente concebido es, cuando menos, hiriente.
Considero que es ‘irrespetable’ por mi parte contemplar las escenas sin la consiguiente frustración. Debería tener la capacidad para expresarlo y tolerarlo quizá, pero no es así.
 
Enfrentarme a esa realidad es tormentoso y no parece que eso vaya a cambiar. A veces me hacen sentir como una verdadera enferma mental, cuando la diferencia se convierte en algo odioso y no hay nadie con quien comentar y compartir el odio. Quizá sea sólo ésa la novedad.

Toda esa fuerza que siento muchas veces dentro de mi desaparece en ocasiones para hacerme más vulnerable ante la idea de si merece la pena ser anormal. Estúpido pensamiento considerando la irreversibilidad tan clara que existe en ésto.

28.7.11 (Berlín, Alemania)
Aunque me frustre el hecho  de que consideren difícil comprenderme, sigo sorprendiendo y éso me halaga. Realmente consigo que por un momento su dinámica se frene y traten de respetar algo que les cambia de golpe el esquema. Me encanta todo ésto en realidad. Tras los momentos tensos y frustrantes aparecen los “piensas mucho”, y los típicos “¿sólo tienes 20 años?”, “really?”…y demás.  En realidad muy parecida respuesta a las típicas recibidas hasta ahora.

Resulta que un odio exacerbado consigue, en ocasiones, que se me profese admiración y se me trate de comprender escrupulosamente con objetivos “respetuosos”. Entonces sólo puedo sentir orgullo.

sábado, 18 de junio de 2011

Vuelve la llamada de la Tierra Roja

Fotografía: Río Níger, Malí, Agosto 2008

[08.06.11]

Una vez visité una tierra que estaba cerca de mí, aunque lejana. Su color era estremecedor. Invadía mis sentidos. Todo cambió a partir de aquella experiencia. Pude observar que todo lo que hasta ese día había considerado importante no lo era tanto y nuevas necesidades surgieron.

El lugar me atrapaba, hacía que sintiera la necesidad de volver. Los colores que vi eran vivos, y muy llamativos para una recién descubierta exploradora. Y lo que mejor recuerdo es esa tierra roja arcillosa que estaba en todas partes impregnando todo. Creo que aún hoy, después de tres años, queda algo de aquella tierra en mis botas, esas que ya han recorrido muchos más lugares. ¿Volveré a ver aquella tierra roja? –Me preguntaba, pretendiendo que todo lo vivido perdurara en mi memoria siempre-. Sin haber vuelto, esa tierra ya me atrapaba. A veces imagino que una parte de mí se quedó allí, entre todas las sonrisas, esperando a que yo regrese.

La Tierra Roja tiene una llamada persistente de la que no sé si me podré librar…

sábado, 21 de mayo de 2011

Poses

[29.04.11]

Los que estaban perdidos, perdidos continúan. Pero hay algo que ha cambiado sustancialmente: la época de arreglarse lo menos posible y los estilos urbanos. Ahora toca parecer señoritas. Y si pueden ser, señoritas con escote, pintalabios y tacones. Sus pretensiones de elegancia son permanentes fracasos, no son señoritas, y menos de clase alta con esa ropa a la que les sale pelotillas tan pronto.

Yo no quiero ser una señorita. O no me ha llegado esa fase, o sencillamente no quiero saber nada porque no me va disfrazarme en mi vida diaria. Porque no es cómodo hacer todo eso que parece que queda tan bien. Ser una señorita es asqueroso. Tanto como no ser claro. Tanto como una decepción. Incómodo. No digo que no se pueda ser elegante, o tener estilos más “puestos”, hablo de la pose, de todas esas fotos en las que salen con esas faldas altas, los collares largos como en aquellos años de nuestras madres, cuando bailaban rock n’ roll con aquellos rockeros de pose esnob que tanto les atraían. Ésos James Dean que deambulaban por aquel Madrid. El Madrid que vive en el recuerdo de muchos que extrañan la época, mientras otros parecen no percatarse en absoluto de nada. Pero creen vivir.

sábado, 26 de marzo de 2011

Autocontemplación desde el exterior

Fotografía: Enero 2011.

Por las noches sólo parezco un ser que se sienta en el techo de su habitación a autocontemplarse desde el exterior de sí. Me refiero a ese momento en el que puedo ver todo lo que no siempre es visible. Veo a una adulta encerrada en el cuerpo de una joven. Veo que la detestable incoherencia consigue apoderarse de mí últimamente. Veo que se repite la escena en demasiadas ocasiones. Me preocupa. “No sabes lo que necesitas, o no pareces saberlo”, -le digo-. Pero puede que jamás llegue a escucharme.

Tus pretensiones resultan superfluas para el mundo

[04/03/11]

Frustración tras frustración, decepción tras decepción; no terminas de hacerte a la idea de que es así, exactamente tan cruel como a veces eres capaz de percibirlo, y sufres. Parece que no puedes dejar de hacerlo, que hubieras nacido para demostrar una realidad que no es ni por asomo real. Tus pretensiones resultan superfluas para el mundo. Pero tus intentos, incansable, no cesan. ¿Cuántas decepciones serán necesarias para dejar de sufrir intentando lo que siempre resultó imposible?, te dices. Pero no dejas de intentarlo. Encontrar lo inencontrable es tu meta, inconformista hasta la saciedad (que, por cierto, jamás llega).

domingo, 6 de febrero de 2011

Nostalgia

Fotografía: Enero 2011.

"Para encontrar aquello que fui, y algo de todo lo que perdí...miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos..." (Luz Casal, Buscando entre mis recuerdos)

Nostalgia.
¿De qué?
¿Quién sabe? Todo es tan diferente que en ocasiones temo dejar de ser, y me trato de aferrar al baúl, ese baúl que contiene toda mi vida despiezada, que forma enteramente parte de mi. Pero tal vez sea un gran error. Al desconocer las alternativas posibles me retraigo, y dudo; dubitativa de mi, de nuevo la eterna indecisión subyacente a cualquiera de mis experiencias. Indecisión cargada de una pretensión de racionalidad persistente...

martes, 18 de enero de 2011

Apagado y ocasional -aunque fulminante- dolor

Llegó el día, ‘nuestro’ día, y me regalaste un puzle roto. Una imagen de aquel nosotros que parecía ya tan lejano. Romántico regalo donde los haya. Una imagen rota, para que yo la reconstruyera. Pero, ¿cómo iba a reconstruir yo sola la imagen de un ‘nosotros’? Ese devenido en perverso, cínico y cruel ‘nosotros’ que me persiguió y me atormentó durante aquella innombrable primavera. Y he dicho INNOMBRABLE, ¿lo habéis entendido?

jueves, 13 de enero de 2011

Procesos. "Veré con gran emoción, mi vida por el retrovisor"

Frase: Miguel Ríos, "Bye, bye Ríos" 2010.

¿Muerte espiritual? Creencias vacías. Agujeros mentales, ¿a dónde volaron los argumentos? Necesito encontrar razones para creer en mi, para seguir defendiendo lo que consideraba válido. ¿Qué ha ocurrido? Y, sobre todo, ¿por qué? Espero que mi alma no se haya desvanecido. Tengo miedo a convertirme en humo, en ancla. Quiero creer, como antes; y poder fundamentar mis creencias.
Todo son procesos; y, a veces, nos olvidamos de que el paso de un proceso a otro consiste en una transición, es decir, un proceso más. Procesos de cambio, de pérdida de identidad, procesos. Simple y llanamente, procesos.

jueves, 6 de enero de 2011

Ante las múltiples direcciones... ¿Qué camino tomar?

Foto 1: Lara Bañares,  Abril 2010, Londres.

Foto 2: Diana Martínez, Abril 2010, Parque Escultórico de la Torre de Hércules, A Coruña.


Incertidumbre. Ambivalencia. Inseguridad.

La imperiosa necesidad de expresión que últimamente me atrapa es la razón fundamental de la creación de este blog.