viernes, 21 de febrero de 2014

La Naturaleza siempre fue más poderosa que cualquier reina

Madre, el futuro no existe, como tampoco el pasado. Me lo dijo una vieja amiga: la única.

Tienes razón en éso de que “la vida es dura”, aunque no soy tan niña como me crees. La veintena ha traído numerosas nuevas perspectivas y matices. Ha traído sueños, se ha llevado otros. Me ha metido en charcos en los que creí que no volvería a caer.

Sigo en pie, a ratos. Como todos. Como todas.

Siguen sin entenderme cuando digo que no elegí nacer, o ser mujer. Imposiciones tras imposiciones, te vas labrando el presente que crees merecer, bajo un prisma de justicia que sientes universal, aún sabiendo que pocas personas son capaces de comprenderlo y aún muchas menos lo comparten. Pero para ti es EL prisma. El único que da sentido a todo. El cáliz que dota de esencia a la realidad. El que da cuerda a nuestro existir, el que mantiene el statu quo.

Mas sigo siendo la niña que tú ves, Madre, con nuevos atributos. Causante de mil guerras, de derrotas absurdas y diversiones ajetreadas, incluso necias. A ratos perversas. Pero tan mías como yo. ¿Tu vida es tuya?, ella me preguntó una vez. Y supe bien qué contestar.

Apenas existe aquello que nos pertenece, aunque a veces creamos que es mucho. La Naturaleza siempre fue más poderosa que cualquier reina. 

martes, 18 de febrero de 2014

La caída de la torre alta

Taza "Estudiar para el futuro" rota, procedente de Universidad ASH Berlín.

La cabeza está llena, las válvulas y conexiones, desgastadas y dadas de sí. No por tiempo, sino por intensidad. El cansancio del todo-ahora, del máximo esfuerzo. El colapso, por fin. La caída de la torre alta. El pesimismo tras el duro golpe. Y un levantar difícil. Ansiada soledad y extrañada independencia. O, al revés.

Pastaré, cual oveja dentro del rebaño, hacia un destino que desconozco por completo. Con ansia, con desconfianza; pero con un guía que vaticina un futuro vacío, por ahora.

Desalentador.

"El espantapájaros universitario", 
Verano 2013

Ahora que ella no está (o sí)

Veo su luz en el brillo de vuestros ojos. Veo su cruz en cada lucha. Siento su calor en cada abrazo, su apoyo en cada sonrisa. Su sinceridad y franqueza en mi conciencia. Veo su ilusión en mi empeño, en mi confianza.

Cada una de las piedras que guardó con mimo, que clasificó con esmero; es hoy un aprendizaje, un obstáculo o un apoyo en un largo camino.

Estás viva y conmigo, en cada uno de los que me rodean, en mí. Tú eres ella. Ella es tú.

Miss Energía es su viva reencarnación, su símil más perfecto en esta dimensión. Lo es en la constancia, la ilusión en el futuro, la fe en el cambio, la integridad, la flexibilidad, el cariño, el apoyo, la sabiduría, el conocimiento, la experiencia. La consejera, el respeto, la paciencia y un sinfín de virtudes encarnadas en la más pura compañía.

Te extraño Miss Energía. Y a la vez te siento tan cerca…