Parece que, al volver, proyectaras abriendo los ojos al
presente, todo lo que no existe para ti hasta ese momento. Compruebas que casi
nada ha mutado en la dimensión del presente desde tu marcha; pero te percatas
de que el cambio de dimensión te impide tener conocimiento de lo ocurrido en
ese mundo al que siempre crees volver y que, por un momento, parecía tu propia
proyección.