Se te habla de otra manera.
Se te mira de otra manera.
Te percatas de que ciertas sutilezas ya habían mutado hace
meses sin advertirlo. Y, entonces, no todo, pero casi todo cambia.
De alguna forma sientes menos control de tu sino, y quizá la
fatiga pueda llegar a confrontar algunas ansias de lucha.
Vuelves la mirada hacia dentro y muchos valores esenciales
permanecen impermeables, lo que permite una calma momentánea.
¿Qué será del presente?
"Enfrentamiento inevitable", Invierno 2011. |