[13.08.2014, Noruega]
Allá donde los muertos no poseen
su última palabra, donde las lápidas están mudas, me encuentro en paz. Un lugar
de descanso para las almas a la vez que un espacio para el recreo de adultos,
diversión de infantes y esparcimiento para enfermos y mayores. Todos ellos
presencian la alegoría realista del fin sin advertirlo; mientras juegan,
charlan, hacen pic nic, cantan, miran al tendido o estudian bajo la sombra de
los frondosos árboles que se erigen sobre los cuerpos fenecidos de seres
humanos que ya no son.
Todos somos muertos... con un derecho momentáneo a la vida...
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