"El escondite del grillo", M.Carracedo, agosto 2013. |
Aquí hay un grillo. Un pequeño grillo, que no por diminuto y
escurridizo es menos importante, pues se trata de un grillo muy especial. Todos
saben que los grillos tienen por costumbre grillar en la noche, acompañando el
brillo de la luna y las estrellas, la humedad de la madrugada y el rocío de las
hierbas. Pero este grillo es diferente. Y como sabe que lo es y disfruta por
ello, lo demuestra. Grilla de día, cuando le parece oportuno, asombrando a los
transeúntes, provocando conversaciones en los humanos con los que comparte
espacio por momentos. Resta en un espacio ajardinado, desde donde divisa la
realidad de la que forma parte. Interactúa con su grillar demostrando que su
sonido puede agradar o molestar a cualquier hora del día. Y no se cansa de
hacerlo.
Esta tarde he salido en su busca para preguntarle su nombre,
pero ha dejado de grillar para que no le encuentre. Quizá opine que tener
nombre no es relevante…
Nada más darme la vuelta y empezar a marchar, ha comenzado
con su canto de nuevo, recordándome que grillar de día es su opción, la mejor
opción.
Sabía que hoy ibas a actualizar el blog, conexión brutal.
ResponderEliminar¡Qué belleza de texto!
Gri gri
Tú "eres" yo. Yo "soy" tú. ¡Cómo me gusta esa conjunción tan perfecta! Sigamos cocinando huevos, querida(o).
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