Jengibre, limón. Tus palabras
frías. Los pequeños frutos rojos que asoman en los arbustos de los parques en
este otoño que no llega, en este octubre que es junio. Témpanos cuando un
líquido ácido baila con mi esófago. Escalofríos. Músculos atolondrados y un
vaivén neuronal que no deja que se equilibren las balanzas. Ahora sí, ahora no.
Tú más, yo menos. Yo más, tú menos.
¿Y por qué no podremos resetear
los vínculos y la memoria en pro de una
mente más sana? (aunque en realidad así no aprenderíamos nada…) Absolver los
trágicos delirios de los sueños, en un proceso que, como perro lame-heridas,
nos reconforte y nos haga sentir conectados.
¿No ves que tengo pulgas?
Quítamelas, con esmero. ¿Qué somos, sino simios, madre?
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