miércoles, 5 de octubre de 2016

El hierro también se oxida

El campo que me rodea en mi camino de cada mañana se está poniendo amarillo, naranja, caldera, húmedo, sombrío, fresco, oscuro… Inspira nostalgia, tristeza, y pronta resurrección.

Conduzco hipnotizada por los colores y esa brisa embriagadora. Me despisto y he llegado a mi destino, sin apenas darme cuenta.

Parece como si las cosas que he visto, las personas que he conocido me empujaran inevitablemente a cambiar de rumbo, a replantearme lo básico del existir, a cuestionar lo incuestionable. Movimientos pendulares, ascensos, descensos, etc. El hierro, tan pesado y resistente, también se oxida. Los principios se hacen finales, los finales se hacen principios.

¿Dónde estoy? Me pregunto, mientras camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario