Otoño, que te encuentren pronto.
Sí, esos que creen que solo ofreces nostalgia.
Ven a mí, dame frescura en el
rostro, empáñame los ojos con lágrimas sinceras que me liberen de pesares
enquistados. Hazme sentir viva. Sólo lluéveme y bailaré contigo.
Trae a Nostalgia contigo, que tan
entrañable me resulta. Envuélveme de
pasado para darme fuerzas que me ayuden a afrontar un presente nada piadoso.
Haz que tus colores embriaguen
mis sentidos. Regálame el olor de los membrillos recién cogidos del árbol, el
aroma del fuego vivo y el de la hierba mojada (hedor que siempre me recuerda a
aquel chico argentino que se rindió).
Otoño es muerte y reconstrucción. Otoño es ocaso y aurora. Otoño,
no eres triste, eres regenerador, eres sana purga. Desecha todos los elementos
radioactivos de mi alrededor, hagamos juntos una hoguera de fidelidad a los
principios. Tienes la mágica capacidad de enamorarme cada año. Tú y yo, Otoño,
démonos la mano y recorramos juntos algún rincón desconocido. Devuélveme el
ímpetu que no hallo. Dame vientos fuertes, para que pueda respirar la vida con
frenesí.
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